Sabías21 - Cofradía San Telmo Frómista

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¿Sabías qué...?
20 AÑOS DE LA RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DE SAN TELMO



En 2022, según los datos que enseguida referiremos, se cumplen 20 años de la restauración de la imagen de San Telmo que, desde el siglo XVIII, preside el retablo mayor de la Iglesia parroquial de Frómista.
 
Con este motivo, nos parece oportuno publicar en la PÁGINA WEB, en la Sección ¿SABÍAS QUÉ…?, un artículo contando lo que hemos podido recopilar al respecto, junto con varias fotos de que disponemos.
 
Entendemos que nos corresponde recuperar la memoria de hechos relevantes que nos conciernen, como es el caso, y preservarlo para futuras generaciones.


 
La oportunidad de unas fotografías
 
Hace unos meses, Carlos Vallejo me hizo llegar por medio de Julio Rojo, una carpeta con catorce fotografías del antes y después de la restauración de la imagen. Sin ninguna otra referencia.
 
En varias aparecen distintas personas, entre ellas Santos Guadilla Pérez, en esas fechas Secretario de la Cofradía, y José María Salazar De la Parte, de “Panadería Salazar” de Frómista.
 
Por lo que sabemos, José María Salazar se hizo cargo de trasladar la imagen de San Telmo desde Frómista al taller de los restauradores, en Tudela de Duero (Valladolid), y de retornarla de nuevo a Frómista, una vez restaurada.
 
Lamentablemente Santos, Carlos y Julio ya no están con nosotros, así que es obligado recurrir a José María Salazar para recuperar lo que recuerde de su participación en este hecho relevante para Frómista y la Cofradía.
 
El ha dado pistas de otras personas que también desempeñaron algún papel en aquella tarea; es el caso de Julián Sainz, Párroco de Frómista en 2002, y Manuel Montero, Concejal del Ayuntamiento en esos momentos. También de los muy jóvenes entonces, Raul Guadilla y César Salazar.

 

 
Para empezar, ¿qué sabemos de la imagen de San Telmo?
 
Recurrimos al libro “Frómista. La Villa del Milagro de Santiago Peral, Enrique Gómez y Carlos Arroyo. Ediciones Cálamo. 2002.
 
En la página 89 se dice lo siguiente:

 
Retablo Mayor… Esto nos induce a pensar que el espacio central del retablo estuvo ocupado por una imagen de la Inmaculada Concepción, probablemente hasta el siglo XVIII, momento en que se canoniza a San Pedro González “Telmo” y en el que se realiza la imagen que hoy preside este retablo.  
 
Página 90. La imagen barroca del siglo XVIII del patrono del pueblo, “San Pedro González Telmo”, escultura del círculo de Tomás de Sierra, realizada antes de 1741.

 
 
Única mención documentada que hemos encontrado
 
El Libro de actas de la Cofradía recoge, en su página 234, punto 2, esta breve anotación:
 
2. Restauración de la imagen de S. Telmo.
 
El secretario informa de que por fin se ha restaurado la talla de S. Telmo y su peana, cuyo deterioro era evidente en los últimos años.
 
La restauración, que ha sido obra del “Taller de Imaginería y Restauración SEREN”, de Tudela de Duero, Valladolid, ha ascendido a la cantidad de 375.000 ptas. (2.254 euros), y ha sido abonada a partes iguales por el Ayuntamiento de la localidad y por esta cofradía.
 
No hay mención alguna en actas anteriores sobre el estado de la imagen, posibles gestiones previas con el Obispado o el Ayuntamiento, decisiones sobre los restauradores, etc…

 
 
Menciones en el Sermón del Ole de 2002
 
Como suele ocurrir con los hechos singulares, la restauración de la imagen de San Telmo fue comentada, con el humor e ironía habitual de los Chiborras, en el Sermón del “Ole” del domingo 7 de abril de 2002.
 
2ª Parte – 4ª Estrofa – Chiborra: Santos Guadilla Pérez
 
Hemos pintado tu imagen,
 
te hemos cambiado el pelaje
 
mañana en la procesión
 
lucirás tu nuevo traje.
 
 
3ª Parte – 6ª Estrofa – Chiborra: Luis Santos Guadilla Moslares
 
Gloriosísimo San Telmo
 
ya no tienes coloretes,
 
o te han lavado la cara
 
o te han “quitao” los claretes.

 
 
Entrevista con José María Salazar y otros testimonios
 
A finales de 2021 le había hablado del tema y quedó en buscar más fotos, a la vez que trataría de aflorar algunos recuerdos.
 
Nos hemos juntado el último día de este febrero de 2022 caluroso y raro, por seguir aún bajo la influencia del Covid, y por esa guerra en el corazón de Europa, extemporánea e incomprensible en pleno Siglo XXI.
 
Lo primero que hacemos es tratar de ordenar las fotos -él aporta otras 20, algo más de la mitad repetidas- tratando de vislumbrar el antes y el después de la restauración.
 
Ha sido relativamente fácil, porque como me explica José María
 
El cambio de la imagen tras la restauración era tal, que nos sorprendió. Bien es verdad que la puesta en escena ayudaba a ello: la imagen estaba tapada con una sábana, delante de un fondo blanco. Al destaparla, impactaba sobre todo la blancura del hábito y de las manos.
 
Por lo que dijeron los restauradores, desde que se hizo la imagen -allá por 1741- tan solo se tocó para dar algunos brochazos toscos en la cara o en varios desconchones propios del trajín de las procesiones durante decenas de años.
 
Le pregunto por cómo recuerda el estado de la imagen cuando la dejaron en el taller.
 
Estaba muy mal” afirma rotundo y continúa “…sucia, por el humo de las velas y el paso de los años, se aprecia muy bien en algunas fotografías. Con algunas grietas, sobre todo en el barco y en el brazo que lo sujeta. También el pan de oro de las bocamangas y del borde de la túnica estaba sucio o había desaparecido, por el manejo  de la imagen por incontables personas en estos siglos”.
 
Quiere resaltar el entrevistado un tema que debemos tener muy presente. Y es relativo a la peana en la que se asienta la imagen en su hornacina del retablo mayor.
 
“Los restauradores – una pareja de artistas franceses muy jóvenes, que habían estado antes en Frómista para comprobar el estado real de la imagen- les insistieron en el valor de dicha peana - buenísima y más antigua que la propia talla del santo- advirtiéndoles que no la llevaran a ningún taller, porque lo más seguro es que propusieran cambiarla por otra en mejor estado y seguro de menor valor, para quedarse con la auténtica”. Advertidos quedan los responsables de la Parroquia y de la Cofradía.
 
Cambiamos de tercio, porque me interesa conocer otros aspectos de esta operación. Por ejemplo, cómo se movió la imagen de ida y vuelta del taller, cuánto tiempo duró la restauración, si colaboraron otras personas, porque en algunas fotos solo se les ve a Santos y José María. Esto es lo que recuerda:
 
Cree que fue a finales del otoño de 2001, porque iban poco abrigados. Estuvo en el taller hasta marzo, entre tres y cuatro meses aproximadamente.
 
No conoce quién y como se bajó la imagen, pero sí que de sacarla y cargarla en la furgoneta se encargaron Julián el párroco de entonces, Santos y él. Se colocó la imagen sobre una manta y se la arrastró por la iglesia hasta la entrada en que estaba apostada la furgoneta. Se le acostó sobre un colchón que se había colocado en su interior”.
 
Hemos recurrido a Julián Sainz, párroco en 2002, quien recuerda que…” la imagen la bajaron entre no más de tres personas, sin poder precisar quienes eran los otros dos”. Si matiza que, “…unos días antes de que vinieran a llevárselo, montaron un pequeño andamio de tubos hasta la altura de la peana de la imagen y, muy despacio, peldaño a peldaño como si se tratara de una escalera, lo dejaron en el suelo”. Efectivamente, ”… el ayudó a tirar de la manta, arrastrando la imagen por el suelo de la iglesia” como ha explicado José María Salazar.
 
Por otros testimonios, parece que hasta el taller se desplazó la furgoneta, en la que iban Santos y José María, y en otro vehículo, la Alcaldesa de entonces María del Carmen Rojo y el concejal Manuel Montero.
 
Raul Guadilla refiere también que, durante el tiempo que la imagen estuvo en el taller, él llevó a Santos su padre a Tudela de Duero, al menos dos veces, para comprobar la marcha de los trabajos.
 
El retorno de la imagen se produjo en el mes de marzo de 2002. Siendo algo más precisos, el 17 de marzo, por lo que refiere el Acta de la cofradía, ya debía estar nuestro San Telmo de vuelta en Frómista.
 
”A cargar, recuerda José María Salazar, les ayudó gente del taller, y ya en Frómista había refuerzos”. Por lo que refiere, César su hijo y Raul el hijo de Santos, y sabemos que también estuvo presente Manuel Montero y, como correspondía Julián, el cura.

 
Al estar próximas las Fiestas Patronales -ese año el día de San Telmo fue el 8 de abril- se dejó la imagen abajo en el presbiterio, para que todos los vecinos pudieran contemplar el éxito de la restauración.
 
Julián Sainz puntualiza que se colocó la imagen dentro de un barco artesanal que alguien aportó, y no sobre una mesa o las andillas que hubiera sido más propio.
 
He querido conocer la versión de Manuel Montero, como representante del Ayuntamiento en su condición de Concejal en aquellas fechas. Aporta algunas curiosidades que merecen ser conocidas.
 
Lo primero que manifiesta es que “la Cofradía venía planteando a la Parroquia y al Ayuntamiento desde hacía un tiempo la necesidad de acometer urgentemente la restauración de la imagen.
 
En una de las conversaciones, él comenta a los responsables de la Cofradía que está participando en un curso sobre Turismo junto a dos restauradores franceses. Se decide contactar con ellos y proponerles su desplazamiento a Frómista para ver in situ la imagen, valorar su estado y que elaboren un presupuesto para dicha restauración. Así se hace y, en vista de la información que aportan, se decide encargarles el trabajo.
 
La siguiente cuestión que se plantea es quién o cómo se asumirá el pago. Finalmente,  no sin cierta controversia que no viene al caso, se consensua que la Cofradía y el Ayuntamiento en representación de todo el pueblo, abonarán el coste a partes iguales. Y así se hizo”.
 
Sobre el estado de la imagen, Manuel Montero amplía algunos datos: “según dijeron los técnicos, habían retirado varias capas de pintura de la cara y de otros parches añadidos a lo largo del tiempo, a la vez que habían reforzado convenientemente los puntos de sujeción de la imagen a las andas, por estar muy debilitados, recomendando que, en adelante, se manipulara la imagen con sumo cuidado”.
 
Añade algo más que me parece curioso. “Durante unas semanas la hornacina del retablo mayor de San Pedro quedó vacía al haberse llevado a San Telmo. Pasaban los días y la gente manifestaba sus dudas sobre donde estaba, cuándo volvería…etc…
 
En esta dinámica, el propio Secretario de la Cofradía se desplazó hasta el taller de Tudela de Duero varias veces, para asegurarse de que todo iba según lo previsto y, tal vez, apremiar la finalización de los trabajos.
 
Supongo que, para acallar la inquietud de los cofrades y vecinos, alguien que muy bien pudo ser el Párroco, consiguió una imagen de otro dominico, al que se le colocó un barco de juguete en una mano y se le ubicó en la hornacina del retablo mayor. Obviamente nada más se supo de esta imagen sustituta, una vez retornó la original”.   
 
Como se ve, después de veinte años, parecen aflorar fácilmente los recuerdos.
 
 
 
Quiero concluir esta reseña con José María Salazar y le pregunto por alguna anécdota que recuerde de esos días y sus circunstancias. Y recibe mi propuesta con una amplia sonrisa, como si se la esperara. Y efectivamente, hay anécdotas jugosas.
 
La primera, personal y tira de una suave ironía: “De dos Santos que llevaba en la furgoneta, uno no dijo ni palabra, el otro no calló en todo el viaje. Hablamos de todo, de Frómista, de la Cofradía…y eso que anteriormente no había tenido ocasión de hablar mucho con él.”. Y es que quien conociera a Santos sabe de su socarronería y naturalidad; de su bonhomía, o sea según el diccionario afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento. Como se apresta a puntualizar José María “viajes muy entretenidos, muchos chascarrillos, pero ni una mala palabra de nadie”.  
 
La segunda, relativa al documento del que hubieron de proveerse para mover esta obra de arte (que iba tumbada en un colchón y dentro de una furgoneta de la panadería, esto lo puntualizo yo), y por si la autoridad les paraba en los trayectos. Se lo dijo a Santos y se presentó con una especie de certificado, cree que con sello del obispado, o tal vez de la parroquia, no recuerda bien.
 
La tercera anécdota bien pudo haberse convertido en suceso. Y es que, refiere José María, “en el viaje de vuelta, pasado Piña, un camión se puso a adelantar sin percatarse de la furgoneta, y no nos quedó otro remedio que tirarnos al arcén. A punto estuvimos de tener un accidente grave y casi nos cargamos al Santo, que dio unos bandazos en el interior. Aunque enseguida llegamos sanos y salvos a Fromista”.
 Hasta aquí lo que ha dado de sí esta curiosa historia que, como decíamos al inicio,  tiene por objeto mantener en la memoria este hecho relevante en relación con la imagen de nuestro Santo Patrono San Telmo, a la que veneramos y procesionamos con enorme devoción todos los fromisteños.

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