En Zumaia, San Telmo tuvo que esperar. Pocas horas, pero muy intensas
Un mal principio -a causa
del retraso por tener que cambiar de autobús al poco de salir- no impidió que hayamos vivido unas horas
estupendas.
¿A quien no le gusta que
le reciba una Coral (Beheko Plaza); que te den la bienvenida con un chakoli
refrescante; que bailen luego nuestro Grupo de Danzantes ante la Cofradía de
San Telmo; o que te den de comer espléndidamente contemplando el mar; cantarle
unos “¿Gozos” a este San Telmo de película, o sentir el viento del acantilado
en ese enclave maravilloso…? Pues eso. Que
arreglamos el día.
La Coral y su director
Agustín Zubimendi nos esperaron largo rato para brindarnos su bienvenida
musical.
Los representantes del
Ayuntamiento Jon Iraola, Miriam Romatet y Telmo Lisbona nos acompañaron y
atendieron maravillosamente.
Y hasta el cura de
Zumaia, Mikel Biain, al que sus obligaciones le privaron de estar presente,
dejó todo preparado para que visitáramos la magnífica Parroquia de San Pedro
Apóstol.
Y qué decir de la comida
de grupo en Marina Berri, frente al puerto deportivo de Zumaia. Agurtxane y su gente se portaron y todos
salimos reconfortados y satisfechos.
Esta vez San Telmo tuvo
que esperarnos en su ermita hasta primera hora de la tarde. Bien comidos y
desentumecidas las piernas por el agradable paseo hasta el impresionante
acantilado en que se ubica la ermita, nos sobró ánimo y aliento para
emocionarnos cantando unos cuantos “Gozos” a este San Telmo marinero. El Abad echó de menos la misa matinal programada,
pero, con sus sentidas palabras, arropó y elevó la plegaria y peticiones a
nuestro Patrón, teniendo presentes a todos los fromisteños. Hasta sonaron
varios “Vivas” a San Telmo, antes de las fotos de rigor.
ESTANCIA CORTA EN ZUMAIA,
QUE SIRVIÓ PARA RETOMAR NUESTRA RELACIÓN DE AÑOS CON ESTA VILLA Y QUE, SIN DUDA,
¡MERECIÓ LA PENA!